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Posts Tagged ‘energía nuclear’

Cargamento nuclear genera protestas en Alemania

Un cargamento nuclear alcanza la central alemana tras sortear las protestas

Fecha de Publicación

: 19/11/2012
Fuente: EFE
País/Región: Alemania

Un cargamento de combustible con barras altamente radiactivas de plutonio alcanzó hoy la central atómica alemana de Grohnde, en el norte del país, tras sortear las protestas de manifestantes antinucleares, que obstaculizaron su camino.
La policía del estado federado de la Baja Sajonia señaló que a las puertas de la central atómica se produjeron "pequeños escarceos" entre manifestantes y agentes antidisturbios, aunque ninguno de gravedad y destacó que el transporte se produjo, pese a todo, en un "ambiente pacífico".
Asimismo destacó que un activista antinuclear consiguió encadenarse a uno de los camiones de transporte especial, aunque los agentes lograron en breve tiempo liberarlo y permitir que el vehículo llegara a su destino.
El cargamento de combustible nuclear había llegado este domingo en barco hasta la localidad bajosajona de Nordenham, en la desembocadura del Weser en el mar del Norte, procedente de la planta de enriquecimiento y reciclado británica de Sellafield.
En el puerto alemán fue transbordado a dos camiones especiales de transporte para su traslado a Grohnde, donde eran esperado por los manifestantes antinucleares.
La empresa eléctrica alemana E.ON ha comunicado que en los próximos años está previsto el traslado a la citada planta nuclear de otras 60 barras de combustible con plutonio enriquecido para su funcionamiento, antes de que en 2021 sea desactivada en base a la decisión del parlamento de acabar con la energía nuclear.

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En Japón no habrá más nucleares para el 2030

Japón renuncia a la energía atómica

Fecha de Publicación: 06/09/2012
Fuente: RT
País/Región: Japón


Japón ha decidido renunciar al uso de sus centrales nucleares para el 2030, debido a la presión de la opinión pública. La medida está incluida en la nueva estrategia energética del país tras concretarse el rechazo durante una reunión gubernamental, según la cadena NHK. Tras el desastre de Fukushima-1 causado por un tsunami en marzo del 2011, las autoridades tuvieron que revisar los planes de desarrollo del sector energético. El Gobierno presentó tres escenarios para la consideración de los expertos y la ciudadanía. El primero suponía el cierre de todas las centrales nucleares hacia el 2030, el segundo reduciría la proporción de generación nuclear al 15% y el tercero la mantendría a un nivel del 20-25%. Tras realizar audiencias públicas y llevar a cabo una encuesta, el Gobierno tuvo constancia de que la mayoría de la población aboga por un Japón sin energía atómica. Las autoridades anunciaron que no habrá ninguna central funcionando para el 2030 y que las que cumplan su ciclo vital irán siendo cerradas paulatinamente, aunque nunca más allá de ese año. Las 54 centrales existentes en Japón producían cerca del 30% de la energía del país antes del siniestro de Fukushima, y con el objetivo de alcanzar el 50%. Tras la fuga radioactiva casi todos los reactores fueron paralizados para someterlos a pruebas de seguridad. A causa de la fuga, la contaminación se registró en el aire, en el agua del mar y acuíferos, en peces y algunos cultivos, incluso en zonas lejanas a la planta nuclear. En julio pasado el Gobierno reactivó los primeros reactores tras las pruebas, una medida que provocó numerosas protestas antinucleares en Tokio. Por su parte, las autoridades niponas indicaron que el rechazo a la energía atómica provocaría un déficit energético en el país.

Peces de Fukushima contaminados con cesio

 

El desastre ocurrido en la central nuclear japonesa de Fukushima en marzo de 2011 sigue teniendo graves consecuencias. Ahora se midieron altos niveles de radiación en peces capturados en la zona, informa Tepco.
Según la empresa administradora de la central de Fukushima, Tepco, en dos pescados se detectaron 25.800 becquerelios de cesio por kilo, un 258 por ciento más que los niveles considerados seguros para el consumo.
Los peces fueron capturados a principios de agosto a unos 20 kilómetros de la central gravemente dañada, a 15 metros de profundidad. La pesca en la provincia de Fukushima se encuentra limitada para evitar que piezas contaminadas lleguen al mercado.
El 11 de marzo de 2011, un fuerte terremoto que provocó además un tsunami causó enormes daños en la planta de Fukushima Daiichi. Como consecuencia hubo fusiones parciales del núcleo en varios reactores y gran cantidad de radiactividad se filtró a la tierra y al mar. Si bien el gobierno asegura que la situación ya está bajo control, hechos como el descubrimiento de los altos niveles de radiación generan mucha preocupación entre la población.

Control del arroz
En la provincia, ubicada en el nordeste del país y uno de los graneros de Japón, está a punto de realizarse la cosecha del arroz. Para estar seguras, las autoridades han anunciado que controlarán la radiación en cada saco de arroz antes de que llegue a los mercados.
El año pasado se encontraron en algunas muestras del grano valores de cesio superiores al máximo permitido. Y este año se ha bajado además el límite de seguridad de 500 a 100 becquerelios por kilo.

Política energética
El gobierno trabaja actualmente en una nueva política energética y está recabando la opinión de los ciudadanos. Existen tres opciones para sustituir el actual porcentaje de electricidad que se produce en las centrales nucleares hasta 2030: un abandono total, bajarlo a un 15 por ciento o a entre 20 y 25 por ciento, frente al 26 por ciento en 2010.
En una encuesta publicada este miércoles tras un debate sobre el tema, casi la mitad de los 290 ciudadanos interrogados se mostró a favor de abandonar la energía atómica hasta 2030.

Bélgica y el débil control de los residuos nucleares

La empresa estadounidense Best Medical, especializada en la fabricación de equipos nucleares para uso médico e industrial, abandonó residuos radiactivos en una planta que cerró en julio en la localidad belga de Fleurus, en la región de Valonia, según informan hoy los medios belgas.
Los diarios "Le Soir" y "De Standaard" señalan que dichos desechos se encontraron en la inspección efectuada tras la reciente quiebra de Best Medical Belgium (BMB), en las instalaciones abandonadas en la zona industrial de Fleurus.
Los inspectores -según esos medios- hallaron además de cajas, archivos, documentos, utensilios, herramientas, tuberías, cables eléctricos sueltos, y botellas de disolventes, residuos radiactivos y bidones sin proteger con la señal de material radiactivo.

Estroncio 90
Entre este material, había varias bolsas de plástico con la señal de alerta de radiactividad acumuladas en un almacén que podían contener, entre otros elementos, estroncio-90, un isótopo radiactivo que puede causar graves problemas de salud, según "De Standaard".
Durante la inspección, llevada a cabo el 17 de julio, los dos expertos de las agencias de control nuclear y de residuos radiactivos y materiales fisibles, FANC Y ONDRAF, entraron en contacto con sus manos con los desechos y tras un análisis se les detectó radiactividad en la orina, según el mismo diario.
"Este entorno es totalmente inaceptable en la industria, más aún en la nuclear", dijeron los inspectores en su informe,que se hizo a petición del Instituto de Radio-elementos (IRE), que alquilaba las instalaciones a BMB.

Intervención "urgente"
La situación requiere "una intervención urgente", en opinión de IRE, que ha enviado una carta a los responsables de BMB para exigirles que se encarguen de los desechos conforme a las normas establecidas al respecto.
Según el informe, los residuos representan un riesgo para la seguridad de otras instalaciones nucleares en la zona y por lo tanto para el medio ambiente y la población.
El documento señala no sólo los riesgos por los residuos contaminados y el procesamiento de materiales tóxicos, sino también el potencial peligro de incendio.
De acuerdo con Willy De Roovere, director de la FANC, citado por "De Standaard", la eliminación de dichos desecho puede llevar meses y el desmantelamiento de algunas máquinas, incluso años.

Se detectan mariposas mutantes en Japón por las fugas nucleares de Fukushima

Sufren alteraciones en las patas, las antenas y alas; seria por el consumo de alimentos contaminados
Un estudio publicado por la revista científica ‘Scientific Reports ‘ detectó las primeras malformaciones en especies animales en el área de Fukushima, meses después del accidente en la central nuclear japonesa por el terremoto y tsunami de 2011 . Dicho estudio se centró en las mariposas que habitan en Japón, llegando a la conclusión que han sufrido «malformaciones severas» por la radiación.
Concretamente, los investigadores determinaron que ha habido un aumento de las mutaciones en los genes que contienen información para el desarrollo de las patas, las antenas y la forma de las alas en las mariposas.
Según el estudio, publicado en la revista científica ‘Scientific Reports’, el vínculo entre las mutaciones y el material radiactivo ha sido demostrado por una serie de experimentos que se han realizado en el laboratorio.
Los investigadores, explica la edición digital del diario español El Mundo, compararon las mutaciones encontradas en las mariposas recogidas en los diferentes lugares y encontraron que las áreas con mayor radiación albergaban eran mariposas con las alas mucho más pequeñas y los ojos irregularmente desarrollados.
El equipo llegó a la conclusión de que esta mayor tasa de mutación proviene del consumo de alimentos contaminados , pero también de las mutaciones heredadas de los padres a través del material genético que se transmite a la siguiente generación, incluso cuando estas mutaciones no eran evidentes en la anterior generación.

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La radiactividad, el enemigo interior de Japón

Antes del 11 de marzo de 2011, la vida de las amas de casa japonesas era sencilla. Obedeciendo a creencias ancladas, se limitaban a comprar productos locales y evitaban los importados de China, para estar completamente seguras de no intoxicar a su progenie. Sin embargo, el accidente nuclear de Fukushima alteró los hábitos en este país apegado a la calidad de su arroz, su pescado y sus verduras y obsesionado con la seguridad alimentaria.
La fusión de combustible nuclear en tres reactores de la central de Fukushima Daiichi, devastada por el tsunami, dispersó partículas de cesio y otros elementos radiactivos en el aire y las aguas de la zona. Esas partículas se fijaron en los cultivos o fueron absorbidas por los animales y los peces. Cuando a su vez estos son tragados por un predador o mueren por otra razón, la radiactividad se mantiene. Y la contaminación se perpetúa en el conjunto de la cadena alimentaria.
Esto significó que las mercancías procedentes del noreste del archipiélago, donde se encuentra la central nuclear, quedaron excluidas de las compras cotidianas. Las otras son miradas con lupa. Pese a los controles y las garantías de los productores y de las autoridades, muchos japoneses desconfían de la contaminación radiactiva, de la que nadie conoce el alcance exacto, ya que es imposible controlar todos los alimentos ofrecidos en el mercado.
Ante esta situación, algunos no dudan en desembolsar miles de yenes (decenas de dólares) al salir del supermercado para medir la radiactividad de su cesta de la compra, un servicio que ofrecen algunas administraciones locales. Ciertas empresas privadas, como Bekumiru (que significa «ver los becquereles») proponen en libre servicio aparatos de medición de la radiactividad. En Kashiwa, una ciudad de los alrededores de Tokio situada a 200 km de la central y en la que se detectó una radiactividad anómala en ciertos puntos, los locales de esa empresa siempre están llenos y el teléfono no para de sonar. «La gente que vive aquí está especialmente inquieta», corrobora el director, Motohiro Takamatsu.
Las pruebas se hacen con cita previa. Los empleados tienen un mes de clases intensivas con expertos. «Los clientes vienen con verduras, un bol de arroz, agua o cualquier otro alimento. Ellos mismos hacen las mediciones, y les tranquiliza», cuenta Takamatsu. Basta colocar una muestra en un recipiente que luego se introduce en un aparato dotado de un captor y pulsar el botón «iniciar» de un instrumento parecido a una caja registradora. Veinte minutos más tarde, se muestra el resultado. Al lado de cada máquina, un documento indica los límites legales de becquereles por kilogramo para las verduras, los condimentos y demás alimentos corrientes.
«Mucha gente viene con arroz, pero también con agua o tierra», precisa Takamatsu.
Las máquinas han sido seleccionadas en base a criterios de fiabilidad y simplicidad de empleo. «Incluso un niño podría usarlas», presume el director de Bekumiru.
«Cultivo verduras en el patio de la escuela infantil, y como los niños podrían comérselas, vengo aquí regularmente para tranquilizar a los padres, que obviamente están inquietos», cuenta Ryotaka Iwasaki, quien efectúa su segunda visita. «Si no existiera este lugar estaría en apuros, ya que costaría muy caro confiar las pruebas a un organismo especializado».
«He venido a medir el arroz que cultivo. Después de las pruebas ha sido autorizado para la venta, pero prefiero verificarlo yo misma, para estar segura», confía la sexagenaria Mitsue Suzuki.
Bekumiru propone también en alquiler dosímetros que la gente puede emplear para medir la radiactividad en su jardín.
Con la esperanza de recuperar la confianza, un importante grupo japonés de gran distribución, Aeon, efectúa sus propios exámenes sobre la comida que vende. Según su director general adjunto, Yasuhide Chikazawa, la fijación de un «nivel a modo de umbral de seguridad» por parte de las autoridades no tiene sentido para los consumidores. «Sólo los productos que presentan una radiactividad muy débil, hasta el punto de ser indetectable, podrán rivalizar con sus homólogos extranjeros», afirma el directivo. La política de «tolerancia cero» de Aeon chocó de entrada con la oposición de los productores de las zonas contaminadas, explica Chikazawa. «Pero finalmente se han dado cuenta de que era la mejor manera de protegerlos», afirma.
Inmediatamente después del accidente nuclear de Fukushima, los límites legales de cesio radiactivo en los alimentos fueron elevados provisionalmente a 500 becquereles por kilogramo, tal y como estipulan las normas internacionales de emergencia. Así, productos que antes habrían sido descartados fueron temporalmente autorizados para la venta. El dispositivo excepcional fue levantado el 1º de abril. Desde entonces, el límite legal ha vuelto a su nivel anterior (100 becquereles de cesio radiactivo por kilogramo para los productos generales, 10 becquereles para un litro de agua y 50 para los alimentos destinados a niños pequeños). Pero la elevación temporal de los límites legales, entre tanto, alimentó la sospecha de que el gobierno se preocupaba más por los productores que por los consumidores.
Varios incidentes atizaron la desconfianza generalizada. Numerosos productos procedentes de la prefectura de Fukushima que presentaban niveles de radiactividad superiores a ese límite provisional fueron prohibidos para la venta. En particular se trataba de carne bovina, leche, champiñones, pescado y algunas verduras. Sin embargo, el arroz de la región, una de las principales productoras del país, fue en un primer momento declarado apto. Más adelante, los exámenes complementarios revelaron una contaminación excesiva en numerosos lotes, que finalmente fueron retirados del mercado.
La reducción desde el 1º de abril del nivel admisible vuelve además invendibles los cargamentos previamente autorizados, lo que obliga a las autoridades a comprar toneladas de arroz para destruirlas y evitar la ruina de los cultivadores. Los casos de fraude (en los que se cambió intencionadamente el origen indicado en los paquetes procedentes de Fukushima) amplificaron la desconfianza. El resultado ha sido que los consumidores se han alejado en su mayoría de los alimentos de los alrededores de la región contaminada. Sólo las personas mayores siguen comprando frutas y verduras cultivadas en Fukushima, por solidaridad con los campesinos y porque muchas consideran que a su edad ya apenas corren riesgos.
La reciente detección de zonas de fuerte radiactividad en varias ciudades de Japón crea otro tipo de pavor difícil de contener. En ciertos lugares, no obstante a decenas de kilómetros de la central siniestrada, la radiactividad alcanza varios microsieverts o decenas de microsieverts por hora, frente a menos de 0,20 en circunstancias normales. «El viento y la lluvia han transportado los elementos radiactivos. Esto depende de los lugares donde se hayan producido precipitaciones. Hay lugares relativamente cercanos que se han visto a salvo y otros que han resultado contaminados, pese a estar muy distantes de la central», explica el profesor Tatsuhiko Kodama, especialista de los efectos de la radiactividad.
Aunque las mediciones terrestres y aéreas efectuadas por las autoridades muestran las grandes zonas de contaminación, no revelan los «puntos calientes» muy localizados, en general detectados por particulares. Cada vez hay más japoneses que se dotan de dosímetros (como contadores Geiger), gracias al desarrollo de los modelos simples a bajo precio.
En cuanto a las exportaciones de alimentos japoneses, antaño muy apreciados por los consumidores de los países vecinos por su calidad y su alto nivel de seguridad, cayeron un 7,4% en 2011 respecto a 2010. Seis países seguían bloqueando a fines de marzo las importaciones de verdura procedente del norte y el este de Japón. Entre ellos, China.
Un chef muestra dos trozos de atún a clientes en el restaurante Sushi-Zanmai, cerca del mercado de pescados de Tokio, el 5 de enero de 2012. Antes del 11 de marzo de 2011, las amas de casa japonesas se limitaban a comprar productos locales y evitaban los importados de China, para estar completamente seguras de no intoxicar a su progenie. Pero el accidente nuclear de Fukushima alteró los hábitos.
Yoko Kawami, empleada de Becquere Center, una empresa que alquila máquinas para medir los niveles de radiación, hace una demostración en su tienda Bekumiru en Kashiwa, en los suburbios de Tokio el 21 de octubre de 2011. «La gente que vive aquí está especialmente inquieta», corrobora el director, Motohiro Takamatsu.

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Se manifiestan contra un convoy radiactivo

El polémico transporte nuclear alemán con 11 contenedores “ Castor ” saldrá de la planta de reprocesamiento de La Hague (norte de Francia) el próximo día 24.

Dos días más tarde, los activistas de la organización ecologista tienen prevista una manifestación multitudinaria en las inmediaciones de Gorleben.
“ La variada y colorida protesta (de hoy) es un adelanto de la manifestación de finales de noviembre ” , declaró el experto nuclear de Greenpeace Tobias Riedl.
En ciudades como Hamburgo, Colonia, Hannover y Magdeburgo los activistas hicieron brillar con velas, linternas y farolillos una letra X para expresar su rechazo al almacenamiento de residuos radiactivos en Gorleben, en el estado federado de Baja Sajonia.
Este complejo provisional alberga en la actualidad 97 contenedores “ Castor ” con residuos nucleares procedentes de la planta de reprocesamiento de La Hague, ya que Alemania no cuenta con un cementerio para basura altamente radiactiva.
Además, está previsto que a partir de 2014 el almacén temporal reciba basura radiactiva procedente de la planta de reprocesamiento británica de Sellafield.
A pesar de sus dos décadas de existencia, Gorleben es legalmente sólo un depósito temporal, ya que ninguno de los sucesivos gobiernos federales ha estipulado el emplazamiento de unas instalaciones definitivas para el almacenamiento de residuos atómicos en el país.
El año pasado, activistas antinucleares obstaculizaron con constantes bloqueos el recorrido de otro polémico convoy nuclear, con 123 toneladas de residuos radiactivos, que llegó a su destino final en Gorleben tras casi cuatro días de viaje.

Belgica abandona la energía nuclear

Los seis partidos belgas participantes en las negociaciones para formar Gobierno han acordado hoy el abandono de la energía nuclear para 2015, así como la puesta en marcha de un plan para desarrollar fuentes de energía alternativas.

En una reunión donde han discutido las líneas generales del nuevo Ejecutivo, los partidos socialistas flamenco y francófono, los liberales Open Vld y MR y los democristianos cdH y CD&V han decidido que los siete reactores instalados en Bélgica sean cerrados durante los próximos cuatro años, según recoge la prensa belga.
El pacto permitirá la aplicación de la ley de 2003 que preveía el cierre progresivo de todos los reactores nucleares del país, aunque el objetivo se cumplirá diez años antes de la fecha inicialmente prevista.
No obstante, aún queda pendiente decidir qué sucederá con la llamada «renta nuclear», una nueva tasa sobre la producción de electricidad por vía nuclear que el Gobierno se plantea implantar.

Este punto provocó un enfrentamiento entre el Gobierno y la compañía GDF Suez, cuyo director ejecutivo, Gérard Mestrallet, amenazó recientemente a Bélgica con «revisar la estrategia de inversión en el país», en particular en sus tres reactores más antiguos, si finalmente se aplicaba la nueva tasa.

Según la compañía energética, el impuesto podría costarle entre 500 y 1.000 millones de euros e iría en contra de los compromisos sellados con el Gobierno en 2009, cuando se acordó prolongar por diez años más el funcionamiento de tres reactores nucleares y el pago de una contribución anual por parte de la empresa de entre 215 y 245 millones de euros para los ejercicios entre 2010 y 2014.
Bélgica cuenta actualmente con siete reactores (cuatro en la central de Doel, junto a Amberes, y tres en la de Tihange, al lado de Huy), todos ellos explotados por Electrabel, la filial belga de GDF Suez.

Los partidos belgas retomarán las negociaciones el próximo domingo para continuar tratando otros asuntos, y en las próximas semanas esperan ultimar el pacto para formar un Gobierno que tendrá como primer ministro al líder de los socialistas francófonos, Elio Di Rupo.